miércoles, 16 de junio de 2010

"La triste realidad del planeta Tierra".



Sandra Ardòn

En los últimos años se han vivido evidentemente muchas catástrofes climatologicas que han dejado saldos lamentables en nuestra economía y especialmente en la humanidad, tal es el caso de Haití, Chile y centro América, en especial El Salvador.

En este momento después de un recorrido escabroso hemos recorrido la cruda realidad que cada día se hace más evidente mediante los cambios climatológicos bruscos y los desastres naturales, por los cuales nuestra madre tierra clama a gritos desesperadamente nuestra ayuda.

Gritos se escuchan de la madre naturaleza que amenaza nuestra existencia ante el maltrato que le hemos propiciado, pero… ¿Qué tanta culpa tenemos en la proliferación de desastres naturales?, antes de contestar esta pregunta debemos preguntarnos si reciclamos, si cuidamos nuestros árboles y si en verdad hemos hecho algo que contribuya al desarrollo de nuestro planeta.

La triste realidad es que el día de la tierra y el día del medio ambiente no son solo días festivos o en los que nos pongamos camisas verdes y sembremos unos cuantos arboles, son días para reflexionar que estamos dispuestos a hacer para que las generaciones que nos presiden tengan todo lo necesario para sobrevivir, el día de la tierra no solamente es un día, son todos los días del año, porque nuestro planeta merece que lo cuidemos ya que es fuente de vida.

La desconsolante realidad es que estamos muriendo con nuestro planeta gracias a la indulgencia, prepotencia y ambición del ser humano, nos encontramos inmersos en un espiral sin fin de terremotos, huracanes, tsunamis y muchos desastres naturales que sin lugar a dudas han provocado lagrimas y lamentos en el mundo, entonces… ¿Qué estamos esperando?.

La dolorida realidad es que el problema del planeta no esta lejos de aquí, lo estamos viviendo en nuestro propio país El Salvador y sin embargo estamos destruyendo nuestras fuentes de vida por centros comerciales, hoteles y otras cosas que conforman a un monstro fuerte que destruye nuestra vida.


Nuestra realidad a futuro dependerá en gran parte de lo que sembremos hoy y no es el dinero precisamente el que nos dará un futuro, sino nuestro accionar ante la preservación de la vida; sin lugar a dudas preservar la vida es un reto, ya que es reestructurar una cultura a partir de los cimientos de un planeta cansado del maltrato.

Recapacitemos y no dejemos a las generaciones futuras responsabilidades que nos corresponden, no es sentarse a festejar o apagar las luces ese día festivo para la tierra, es salvar la vida y observar la realidad, para modificarla y así dejarle a nuestras futuras generaciones un mundo en el que los desastres naturales disminuyan.

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